miércoles, 14 de mayo de 2014

"Ahora que ya no tienen preguntas, entonces yo les haré preguntas..." Nadie pudo responder. Ninguno de los presentes pudo sostener una tilde, por la parte más delgada porque ante la andanada de preguntas, todos los que estaban parados, se fueron retirando a la sala de espera, ahí sentados cómodamente esperando que el maestro terminara sus cuadros. Yo me quedé tratando de responder pero, !ho sorpresa¡ mi lista de temas y autores que había leído era muy limitada. Pero, dado que tenia ciertos vicios mentales muy comunes aún hoy, pensé que sabria responder con exactitud. Poco a poco me di cuenta de lo grande que era mi ignorancia y, más aún, tratandose de las cuestiones más peliagudas que Eutimio estaba planteando. Yo estaba envalentonado y, esta es una posible razón: contaba con un mentor, amigo mío. Él estaba estudiando su carrera en la Universidad. Fué clave este gran sujeto. Me compartía buean parte de su saber, de sus libros y sus impresiones y de propósito, me dió buenas lecciones. Digo de "su saber" por que nuestros compañeros en el salón de juegos lo llamaban "el sabio".

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