viernes, 9 de mayo de 2014
Cuando entré al lugar de donde provenía la voz lo primero que ví,fué un cuarto iluminado con la luz de dia, entrando por la ventana y a contraluz, un caballete y la silueta del maestro, de apariencia imponente, corpulento él, de buena estatura. Con pesadas gafas, bigote abundante, muy bien recortado. Su voz, su voz nada que ver con su apariencia; era contrastante. A diferencia de Eutimio. Y, al lado derecho un poco más al fondo estaba sentado su ayudante; un ropista como le llamábamos al que se encargaba de hacer los trazos primarios de las ropas, darles color y sacarles las luces. Un tipo amable y alegre, de franca sonrisa. En el siguiente orden hacia la derecha, Ahí estaba sentado nuestro personaje. Vigoroso energico y entusiasta.
Después de saludar, nos quedamos a escuchar de pié recargados comodamente en el quisio de la puerta. No recuerdo el tema. Pero fué controvertido por lo que siguió después:
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